Comunicarse tiene sus beneficios porque así podemos vivir en mejor convivencia. Es de saber que desde los años de piedra los cavernícolas se comunicaban por medio de señales de humo y fueron evolucionando paso a paso. Después de esas señales vinieron las lechuzas mensajeras, así, hasta los celulares, teléfonos y computadores de hoy. Yo les contaré la historia de cómo sucedió, es decir, del paso a paso de la evolución de la comunicación, ya que conocí al tataratara nieto de Firulais el cavernícola que vivió la siguiente historia:
LA AVENTURA DE FIRULIES
Hace mucho tiempo había un cavernícola llamado Firulies, que tenía dos mascotas. Un dinosaurio llamado Philipe y una cotorra llamada Chimiturria, ellos la pasaban muy bien, paseaban y se divertían de pueblo en pueblo. Un día, ellos salieron a pasear y de un momento a otro vieron en el cielo señales de humo, entonces, caminaron y caminaron hasta llegar al lugar, fueron a investigar qué era lo que sucedía. Ahí estaba todo el pueblo de Minealópolis, quienes realizaban un ritual de sacrificio cada década, donde participaban Pepegrillox y Mendro el Gato.
Firulies estaba observando cómo se quemaban Pepegrillox y Mendro el Gato y vio como de las cenizas de ellos salió Harry Gattes y sacó de su sombrero mágico una lechuza mensajera, éste era el Show central del grandioso evento, pues era tradición que cada 10 años la familia Gattes mostrara algo impresinante al pueblo. Firulies, Philipe y Chimiturria quedaron asombrados. Luego, en los siguientes rituales sacaron un telegráfo, un teléfono y así en cada ritual, en medio de la música de la fiesta y comiendo frunchetas de cocodrilo, los descendientes de la familia Gattes fueron mostrando a la humanidad sus inventos y su nueva tecnología de comunicación.